miércoles, 11 de febrero de 2009
La felicidad
Para poder integrarse,
para poder mirarse al espejo y sonreírse a una misma,
Es necesario adornar el peinado con todos los logros
Y también en alguna parte del rostro y del cuerpo, hacer un espacio visible a los fracasos,
quizás no hay que ponerlos todos juntos para poder digerirlos mejor,
para poder mirarlos fijamente mientras nos sonreímos.
No es cosa fácil tragar el hueso de nuestra propia muerte
O ver la cicatriz que está justo en la comisura de los labios, ahora sonriendo
No es fácil retroceder la película y ver cada cuadro sin que comience a tiritar el pie apoyado en el metatarso,
porque sabemos el final de la historia,
porque es la única película que no se puede editar.
No es fácil encontrarse en el cine viendo la continuación de la película a la que rehuimos participar, en vez de aquella por la que pagamos;
Y luego de verla contra la voluntad, tener la certeza, - recién ahora, ese es el detalle - que habría sido mucho mejor, más bella, más conmovedora con nosotros como protagonista.
Pero la felicidad es también poder hacer todas estas cosas
No es solo surfear arriba de la ola.
Es decir, poder lavar los platos, coser la ropa, arreglar los artefactos que usamos a diario, cortarse las uñas, desinfectar el alma, barrer las palabras con las que a veces cubrimos la mirada de quienes queremos.
La felicidad es hacer silenciosamente una apología de nuestro enrevesado camino.
Creo que en la película “Hierro 3” de Kim ki duk se ve esta forma de entender la felicidad.
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Proyecta la película en reversa a 16 cuadros por segundo y encontrarás un hermoso principio.
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